El arte bizantino es aquel que se desarrolló en la ciudad
de Bizancio, desde el siglo IV, extendiéndose a partir del siglo VI por el
Imperio Romano oriental. Este arte tenía una gran influencia religiosa. Los
motivos religiosos envolvían todo el
arte en Bizancio.
Estaban dentro de los templos en las paredes o como objeto específico del culto a través de estatuas o también como pequeños y portátiles objetos de veneración a los que se les conoce con el nombre de Iconos, además, se tiene a Cristo como tema central. . En Arquitectura se destacaron las basílicas con cúpulas, o las iglesias con forma de cruz griega, siendo una característica predominante el uso de arcos y capiteles decorados. En el exterior continuaron usando el ladrillo y la piedra. Las bóvedas de aristas o la suntuosidad decorativa serán algunas de sus principales características. La planta favorita es la de cruz griega, envuelta en un espacio cuadrangular que permita el uso y disfrute de cúpulas y bóvedas.
Su edificio más significativo es la iglesia de Santa
Sofía de Constantinopla, levantada en tiempos de Justiniano, quien pronunció
una frase significativa cuando se acabó: "Salomón, te he vencido" en
referencia a haber superado el mítico templo de Jerusalén construido por Salomón.
Lo más sorprendente de la iglesia es su espectacular cúpula de 31 metros de
diámetro cuyos empujes se contrarrestan con dos bóvedas de cuarto de esfera que
descansan en otras bóvedas.
Justiniano también mandó construir la
iglesia de los Santos Sergio y Baco con planta octogonal y dos pisos o el
desaparecido templo de los Santos Apóstoles, con planta de cruz griega y cinco
cúpulas. En Ravena se desarrolló otro importante centro de arquitectura
bizantina al ser esa ciudad capital del exarcado.
En esa ciudad se construyeron las iglesias de San Vital
-con planta de cruz griega- y San Apolinar in Classe y San Apolinar el Nuevo
-donde se empleó la planta basilical que fue dividida en tres naves a través de
columnas-, destacando la bella decoración de mosaicos en estas dos últimas. El movimiento iconoclasta motivará el escaso desarrollo de la escultura
bizantina; sólo conservamos algunos ejemplares de pequeño tamaño como placas de
marfil formando dípticos o trípticos, entre las que destaca la Cátedra de
Maximiliano.
Las labores textiles se inspiraron en los modelos
sasánidas (motivos encerrados en círculos); en la orfebrería sobresale el uso
de los esmaltes sobre metales preciosos, siguiendo la técnica del tabicado o
alveolado de origen germánico, en el que los colores se separan por filamentos
de oro. La obra maestra de la orfebrería es la Pala de Oro, San Marcos de Venecia o el icono esmaltado de San Miguel del
mismo templo.
Sobresalen también los llamados Cristo Pantocrátor, que son figuras de Jesús rodeado de un aura de luz
blanca (que simboliza la pureza), y se encuentra con las piernas cruzadas. En
una de las manos tiene el dedo índice levantado y en la otra mano las Sagradas Escrituras
Esta imagen denota temor, mando e incluso miedo. Podemos destacar el
Pantocrátor del Museo de Santa Sofía de Constantinopla.
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